Escrito por Edwin Castillo
Orlando Alcántara Fernández (1962-2011) fue sin lugar a dudas uno de los mejores escritores que ha producido San Cristóbal en los últimos tiempos. Fue cuentista, poeta, crítico de arte, crítico literario, traductor, teólogo, inventor y periodista. Orly, como también se hizo llamar, era un espíritu atormentado con excelente disciplina de trabajo, que lo hizo dueño de una prosa envidiable en cuanto al buen manejo del lenguaje y construcciones de imágenes se refiere. No negaba que en sus inicios en la escritura fue influenciado por estilo narrativo del Premio Nobel Mario Vargas Llosa.
Orlando Alcántara poseía otras cualidades maravillosas, como la ser un incansable colaborador con los demás. Tenía una sorprendente capacidad para observar, escuchar y poseía una buena memoria. Nunca quiso lucirse, sino que siempre resplandecía por su humildad y respeto, reverberando este ejemplo sobre los demás.
En el año 2007 el Ministerio de Cultura, con motivo a la Feria Regional del Libro, celebrada el San Juan de la Maguana, publicó un libro con los cuentos premiados de Orlando Alcántara titulado “Por Nuestro Bien”. Como dato curioso vemos que estos trabajos fueron seleccionados por Alcántara y no incluye en dicho libro el cuento “La Muerte Inefable y El Club de los Ateos”, que fue Mención de Honor en Concurso Dominicano de Cuentos de Casa de Teatro, en el 1997, y que el mismo Orlando, “a boca llena”, se encargaba de pregonar que era su mejor cuento. Veamos los trabajos incluidos en dicho libro y los premios ganados:
- Cupido de Rojo (Tercer Lugar en el Concurso de Cuento y Poesía del Instituto Politécnico Loyola en el 1980).
- A Través De La Pantalla (Segundo Lugar en el Concurso de Cuento y Poesía del Instituto Politécnico Loyola en el 1982; Mención de Honor en el Concurso de Cuentos Literario de la Universidad Autónoma de Santo Domingo en el 1990).
- Circulo Concéntricos (Mención de Honor en el Concurso de Cuentos y Poesía del Instituto Politécnico Loyola en el 1981; Primer Lugar en el Concurso Literario de la Sociedad Cultural Alianza Cibaeña en el 1990).
- Los Moturciélagos (Mención de Honor en el Concurso Dominicano de Cuentos de Casa de Teatro en el 1982).
- Por Nuestro Bien (Tercer Lugar en el Concurso Literario de la Sociedad Cultural Alianza Cibaeña en el 1991).
En la narrativa de Orlando Alcántara la lengua es escenario de rebeldía y el lugar de las conquistas imaginarias y poéticas, estilo característico de la narrativa producida en los años 80-90 en el país[1].Veamos a lo que nos referimos en fragmentos de los cuentos “La Muerte Inefable y El Club de los Ateos” y “Salvador Amaury”
El Club de los Ateos
“Yo soy el único testigo de la muerte inefable del escritor satánico ADÁN FARISEO. De su turbulenta existencia sólo queda un vestigio: un cigarrillo encendido en el cenicero que en vida perteneció al occiso. Por el momento, su obra permanece inédita. A mí me toca la odiosa tarea de publicar sus textos. Temo que el intoxicante sabor de sus páginas deletéreas me obligará a condenarlas al ostracismo del silencio”.[2]Salvador Amaury.
Inspirado en la instalación “La Hambruna” de Yi-Yo Robles. (I)
"¡Hombre, Caamaño, te expulsaron del Loyola / por la ceguera-crimen de la bendita-droga! / No importa, Salvador, tú no sirves para técnico. / Mente excelsa, locuaz poeta, genial pintor. / Te tildaron de iluso, pues pintaste "La Hambruna". / Tontos hipócritas. Tu lienzo no comprendieron: / Tu impecable y diáfano safacón de basura, / Tu bote varado en la hermosa bahía, / Tu silla eléctrica de loco y con letrina. / ¡Caramba! ¡Tan buen mástil roto en la bahía! / ¡Y tú, Salvador, genial pintor, locuaz poeta! / ¡Pero, hombre, en Dibujo Técnico te quemaste! / Tienes que reconocerlo. No te iba ser técnico. / Bosquejabas sin tregua tu montaje "La Hambruna": / El yate sin anclas encallando, ineluctable, / en las filosas rocas del arrecife-costa / mientras fingías, sagaz, prestar atención -liebre- / al aburrido profe de Tecnología. / ¡Oh, Salvador, cuántos bosquejos realizaste / furtivamente en la clase de Geografía! / Mereces la expulsión por venir al Loyola / a pintar safacón y silla, costa y navíos: / Naves primigenias, medievales y modernas, / y el arrecife de imponente arquitectura: / letrina y silla, náufragas de topografía. / Mereces que te expulsaran, fugaz Amaury, / por pintar atrincherado tu cuadro "La Hambruna". / ¡Hombre, Salvador, no te lamentes, Caamaño! / ¡Te expulsaron por la indigente, la criminal-droga!"
Ojala que con el tiempo se rescaten los trabajos inéditos de Orlando Alcántara Fernández y se reedite su libro de cuentos, regalo que dejó en especial a la nueva generación de escritores por nuestro bien.

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