lunes, 30 de marzo de 2015

El Galacianismo: El Enemigo Secreto de la Gracia

5 de febrero del 2010

Por: Orlando Alcántara Fernández (Orly).

En las publicaciones cristianas es muy común que se trate el tema del legalismo y en muchos de los casos se confunde el legalismo con el galacianismo.  Esto es muy importante conocerlo, pues para combatir un problema lo primero que debemos hacer es identificarlo para así llegar a sus raíces.   Respecto a nuestra posición sobre las obras y la gracia existen cuatro posiciones, que son las siguientes:

-La licencia:  esta visión herética hace un énfasis extremista sobre la gracia a tal punto que produce una vida sumida en la práctica del pecado basándose en el error de que la gracia cubre todo tipo de pecado.  No tiene que ser una posición consciente al igual que las otras, pues la práctica es el auténtico parámetro para determinar que una persona es licenciosa, legalista, galaciana o bíblica, como veremos más adelante.


-Legalismo:  el legalismo enfatiza las obras como único recurso válido de salvación y anula de este modo la gracia.  Una persona legalista, como los fariseos en el tiempo de Jesucristo, tiende a observar un número exagerado de leyes, preceptos y reglas para trata de conseguir la supuesta aprobación de Dios. 

-Galacianismo: el galacianismo se caracteriza por hacer énfasis teórico en la gracia, pero cuando la persona comete un pecado se siente condenada y vive en un círculo vicioso condenatorio oscilando entre las obras y la gracia.  El término “galacianismo” viene dado por la situación descrita en la epístola a los gálatas, específicamente se origina en Gálatas 3:1 cuando Pablo dice:  “¡Oh gálatas insensatos!”  En libros famosos como “El Despertar de la Gracia”, de Swindoll, se confunde el galacianismo con el legalismo.   Es muy común que esto suceda en círculos cristianos y una prueba de esto es el hecho de que es muy fácil encontrar un libro en contra del legalismo, pero es muy difícil encontrar un libro contra el galacianismo.  El galacianismo es una herejía muy extendida entre los cristianos que predican la gracia de modo consciente, pero que inconscientemente viven por obras.  El parámetro para darse cuenta es fácil de discernir.  Si un cristiano comete un pecado o cae con cierta frecuencia en un pecado y de inmediato se siente condenado, entonces esa persona es galaciana.  ¿Por qué?  Porque el Espíritu Santo no produce condenación, sino convicción. Cualquier sentimiento condenatorio proviene de Satanás el Diablo, quien es el acusador por excelencia.  El Espíritu Santo produce la obra gradual de la santificación en el cristiano mediante la convicción y el arrepentimiento y la fe en Jesucristo.  Si un cristiano peca, automáticamente debe sentir arrepentimiento, pedir perdón a Dios según I Juan 1:9 y proseguir adelante de inmediato ejerciendo fe en Jesucristo.  Noten que el arrepentimiento solo no conduce a ninguna parte.  El arrepentimiento debe ir acompañado de la fe en Jesucristo.  Nuestra salvación depende de qué “somos” en Jesucristo, no de lo que “hacemos”.  Esta es la gracia.  Somos declarados justos porque creemos en Jesucristo, quien es nuestra Justicia (II Corintios 5:21, Filipenses 3:9).  Creer y tener fe significa confiar.  Si caemos en un pecado, nuestra actitud debe ser la de confiar en que Dios en Jesucristo nos irá perfeccionando, o sea, santificando progresivamente, pues ningún cristiano alcanza en esta vida la santidad final.  Hay tres grados de santificación.  La posicional, cuando creemos en Jesucristo por primera vez ya somos santos “en” Cristo.  La gradual o progresiva, o sea, el proceso de santidad que vivimos en el día a día, cotidianamente, instante a instante, gracias a la ayuda de convicción del Espíritu Santo y la regeneración.  La final o completa, o sea, la santidad que tendremos en el Paraíso después de la Segunda Venida de Jesucristo.

El galacianismo es una herejía muy común entre cristianos debido a que no se manifiesta de modo explícito y mayormente ocurre en secreto, en el interior del cristiano cuando comete un error.  De este modo, el cristiano pierde el gozo y la paz (fruto del Espíritu Santo, Gálatas 5:22-23), pues tiene pensamientos condenatorios todo el tiempo.  En Cristo no hay condenación (Romanos 8:1).  Para comprender este último versículo es preciso leer todo el capítulo 8 de Romanos para constatar lo que implica el amor de Jesucristo por nosotros.  Léalo hasta el final y entenderá lo grandioso y maravilloso del amor de Jesucristo hacia todos nosotros por el simple hecho de que somos cristianos, de que hemos depositado nuestra confianza en la obra perfecta de Jesucristo en la Cruz del Calvario. 

Por todo esto, podemos afirmar que el galacianismo es el enemigo secreto de la Gracia, y quien vive bajo la gracia es bíblico.  Ser bíblico es la cuarta posición de las que estamos estudiando.  Esa es la posición correcta y estoy seguro de que todos los cristianos quieren ser bíblicos, por lógica y por supuesto.  Felicidades en Cristo Jesús.  Orly.

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